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Acerca de las Diferencias.

Cuando en el ámbito educativo hablamos de diferencias, suele decirse (en informes escolares, por ejemplo) que hay niños diferentes, “niños problemáticos”, “niños desatentos”, “niños retrasados”, entre otros. De este modo, en el discurso y en la práctica, con frecuencia, la diferencia aparece como un atributo individual y, muchas veces, cargada de sentidos negativos.

En el diccionario, la palabra “diferencia” se define como cualidad, característica o circunstancia que hace que una persona o cosa sea diferente de otra. Por otro lado, en Estadística cuando se habla de “puntaje directo o neto” se dice que es un número que carece de significado, no interpretable porque se encuentra descontextualizado, sin referencias (por ejemplo: si en un examen obtengo 9 puntos, sin una escala de referencia u otros puntajes con los que pueda comparar, ese número, por sí mismo, no cobra sentido alguno).

En esta misma línea, si yo les preguntara en este momento ¿es diferente este dibujo? Es muy probable que la primera reflexión convoque una pregunta: ¿diferente a qué? Es decir que, estos breves planteos convergen en la idea (ética) de que las diferencias surgen de las relaciones. Y si así lo comprendemos en ejemplos protagonizados por objetos materiales y abstracciones (como los números), imaginemos cuánto se potencia y complejiza esta noción si lo pensamos en términos de subjetividades e intersubjetividades. Así, la escuela como espacio de producción de subjetividad es escenario de emergencias y despliegues de diferencias y potencias pero, al mismo tiempo, campo de fuerzas que tienden a ciertas homogenizaciones.

Pensemos y debatamos sobre estas temáticas contemporáneas, alojando y entramando las diferencias que emergen de nuestros intercambios.

 

Juan Augusto Laplacette

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