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¡Paren el Mundo, Queremos Jugar! 

* Columna de Opinión, Revista Oh La Lá (Agosto 2019 - Argentina).

¿Son buenos o son malos? ¿Hacen bien o hacen mal? La mayoría de los estudios que abordan el jugar en relación a los dispositivos electrónicos y las pantallas, así como otros objetos como juguetes y figuras coleccionables, suelen enfocarse en la búsqueda de sus características positivas o perjudiciales y, en consecuencia, lo que se pierde es el sujeto. ¿Qué significan para un sujeto esos objetos? ¿Cómo se relaciona con ellos?

 

Estos interrogantes pueden acercarnos a las claves de los complejos vínculos entre los sujetos y los objetos de consumo y juego. Pero además de considerar la dimensión subjetiva, es fundamental incluir la dimensión transubjetiva y vincular que hace que fenónemos como el coleccionismo de figuras o el consumo de contenidos, juguetes y/o juegos “vintage” se vuelvan tendencias masivas entre jóvenes y adultos.

 

En tiempos donde prima lo inmediato, lo efímero, la inestabilidad en diversos órdenes -laboral, económico, político y social- aferrarse a objetos tanto materiales como virtuales podría ser un modo humano de resistencia, de anclarse a la vida rebelándose ante la posibilidad de ser arrasado por la velocidad actual. Entonces, más que evadir la realidad, se trataría de la creación de otros espacios y tiempos lúdicos en los que esa realidad se vuelva menos angustiante, más tolerable.

 

Cuando lo acelerado empuja hacia la intensa y continua productividad, bajar la marcha es difícil. Y cuando al estímulo constante no podemos decirle “no”, para darnos una pausa, la vida puede transformarse en una sucesión de hechos cargados de ansiedad y frustración que nos desborda. En palabras de Albert Einstein: “El tiempo solo existe en la medida en que las cosas no pasan todas a la vez”. Tiempos y espacios para aburrirse, para pensar, para jugar, son posibilidades potentes para salir de esos círculos cerrados. Si no existiesen los silencios las notas no serían musicales y se disolvería cada melodía.

Juan Augusto Laplacette

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